viernes, 22 de julio de 2016

Recuerdo de una Gloria Pasada

Hace tiempo la puerta hacia el olvido se cerró ante mí,
cortando los recuerdos de mi juventud,
pero quiero seguir ¡No voy a acabar aquí!

Aún quiero vivir.
¡Aun ardo en deseos de vivir y soñar!

Vendaval- Volver a Nacer

¿Cuántas veces tendrá que repetirse la pesadilla y el terrible pesar de compartir la cama con una mujer a la que amo sólo unas cuantas noches para que después diga “adiós”? ¿Cuántos golpes he de recibir, cuantas veces tendré que morir? ¿Cuántas veces más quedaré con el corazón destrozado? De mi depende y espero no sea una sola más.

Escuchar a La Polla en situaciones como ésta es un tanto reconfortante, pues su enfoque es de protesta social y omite cualquier situación de índole sentimental en sus canciones. Es difícil escapar de dichas adversidades aun escuchando una música y versos tan crudos; gracias a las maravillas de la tecnología, el Reproductor de Windows continua con una melancólica canción en dueto de Joaquín Sabina y Roció Ducal. Como dice tal melodía “El destino me ha jugado una broma macabra”, es entonces, cuando me cuestiono haber abandonado el “Negocio” de comercio y negociación con entidades extraterrenales, pagando cualquier deuda que tuviese con ellas a réditos y con intereses bastante elevados, pues no cobran con dinero vulgar, sí no con emociones exaltadas que les impidan desintegrarse en el olvido.

Nunca me he arrepentido de lo que he hecho en el plano físico, sólo he omitido ciertas acciones por consideración a mis parejas, mis musas, situación que al final de la cuenta no ha servido en lo absoluto pues siempre terminan dándome la espalda, haciéndome sentir culpable por algo que no hice o no dije…

Gracias a mi ineptitud para relacionarme con mis contrapartes femeninas y ante tales situaciones, sólo queda recurrir a los recuerdos de glorias pasadas, no con mujeres, sí no con “Mis Amados Muertos”, término que tomé de un maravilloso relato de H.P Lovecraft ¿O colaboración de él? Es difícil ser preciso en cuanto a cultura debido a la situación que vivo en éste momento, a pesar de ser “una enciclopedia sobre dos piernas”.

Ellos no me daban la espalda, siempre buscaban mi compañía, no tenían reclamos ante las distorsiones de mi psique, se acomodaban a ella, compartiendo con un trastornado que no se escosaba ante su presencia, los muertos no se sentían insultados ante mis agrias palabras, eran risas para mitigar sus penas.

Me enamoré de una mujer de carne y ese fue el final de nuestra relación, se alejaron, tal vez por celos, tal vez para no causar conflictos y ésta noche extraño sus frías presencias, así como el calor de un amor compartiendo el lecho… para dar fe de la exagerada desventura, soy un ser humano con necesidades fisiológicas y emocionales; dentro de ese devastador ataque de atroces carestías, para mi buena suerte también regresan los recuerdos de catedrales oníricas o cementerios de pesadilla que para mí siempre fueron un Sancta Sanctórum espiritual, en el cual me religaba a mí mismo antes de caer en éste agujero inmundo que es la sociedad terrenal y sus insuficiencias fundamentadas en el instinto de reproducción y exuberancia material. Pude haber vivido como el inmenso porcentaje de hombres y mujeres, en busca de una efímera satisfacción física y un pueril gozo material, rehuyendo a las almas torturadas y trastornadas como la mía, limitados en su perspectiva de vida hacia el futuro condenando todo lo que soy y pretendo ser, tal vez rebelde al fracaso pero con la satisfacción de ser yo mismo… con todo y el “Complejo de Pelicano”, monógamo y leal a su pareja, Soy el que Soy.

Es un insulto para cualquier persona que goce de una relación estable el que su par “le ponga los cuernos”, situación a la que ya estoy acostumbrado, no a hacerlo, sí no a que me lo apliquen, pero defiendo mi postura de no haberlo hecho en por lo menos los últimos cuatro años aunque oportunidades sobraron pues para mi buena o mala fortuna, nunca ha faltado una “buena moza” dispuesta a compartir la cama conmigo, aunque sea unas cuantas horas en un encuentro efímero y sin compromiso, pero ese no es el motivo de éste escrito, sí no el de relatar una experiencia vivida hacia bastantes días que pueden contarse por más de cien. Sin embargo quiero concluir al respecto que siempre se habla de mujeres sometidas y maltratadas mientras que el hombre que vive las mismas situaciones es relegado, imposibilitado a sentir dolor ante dichos contextos, teniendo el estigma de sólo ser un “macho” y que “los hombres no lloran”. En un punto de vista personal me orino, cago y vomito de risa frente a ésta perspectiva social de todas las edades de la civilización humana, desde tiempos pre-bíblicos hasta hoy, nacimiento del Siglo XXI.

Entre la soledad y el frío de ésta noche preludio de invierno, recuerdo también una noche de tormenta cuyo cielo empañado de nubes oscuras que eclipsaban el cielo con grises, iluminados con incidencia recurrente por violentos relámpagos y ver entre las sombras como se formaban aquellas siluetas blancas o negras que me llamaban a hacerles compañía y apoyarles en una batalla en contra de alguna entidad, tal vez un Demonio que se liberaba cruzando una puerta abierta por la fuerza desde algún círculo infernal y yo, el único entre todos los Adeptos, dispuesto a enfrentarse a tan temida manifestación. En aquel tiempo no tenía nada que perder y reflexionando me doy cuenta de que aún hoy tampoco tengo algo que arriesgar.

Caminé despreocupado y prepotente a los dominios en los cuales se manifestaba dicho ente y ante mi soberbia y poder, tal vez imaginado, sus esbirros de apariencia dantesca, deforme y espeluznante me abrieron paso sin rechistar hasta llegar al trono donde se postraba aquel Demonio que sin haber tenido un encuentro directo anterior había escuchado mi nombre gracias al rumor de sus congéneres, algunos de ellos sometidos ante mi voluntad y con obviedad, éste ser estaba al tanto de mis proezas, de como con mis afiladas garras astrales había derrotado en encuentros cuerpo a cuerpo a sus más aguerridos soldados o humillado bajo mi voluntad a los más astutos de los suyos y que sobre todo, no estaba dispuesto a postrar mi rodilla ante él ni nadie que no fuese El Verdadero Creador. Conocía su influencia y poder, pero no estaba dispuesto a doblegarme ante una entidad inferior a cualquier miembro del género humano pues él, al haber caído de la gracia de su Dios, sabía que mis recursos lo superaban con creces.

Ese Demonio podía provocar tempestades, destruir y levantar imperios a su antojo, exterminar en un chasquido de dedos a cualquiera que interfiriera en sus propósitos pero mi arma secreta era mi voluntad exaltada y el libre albedrío, ante los cuales él no tenía oportunidad, yo conocía desde tiempo anterior los secretos de la Alta Magia; algo sabía sobre demonología y por su aspecto deduje con rapidez su identidad, no le temí, pero tampoco pretendía terminar rápido aquel encuentro invocando su nombre para regresarlo al lugar al que pertenecía y como leyendo mis pensamientos preguntó con voz cavernosa:

-¿Qué potestad celestial te envía a combatir contra mí?-

-Ninguna que veneren los hombres pusilánimes del mundo que piensas invadir, sólo la voluntad de la cual ni tú, ni ninguno de los tuyos disfruta-

-Sí tanto desprecio mantienes a tus congéneres ¿Por qué los defiendes y te opones a mis acciones exponiéndote a la destrucción y al olvido enfrentando tu efímera alma en contra mía?- respondió con una pregunta por demás plagada de desconcierto, extraño en una entidad de su naturaleza, quienes gozan del conocimiento absoluto de la humanidad y el dominio de sus inconscientes.

-Son variados los motivos que me mueven- dije -Honor, lealtad a unos cuantos y sobre todo el hastío del mundo terrenal-

-Yo te ofrezco riqueza y poder a cambio de lealtad, ni siquiera de tu alma-

-No descarto la propuesta, tú tienes la eternidad y yo tan sólo unos años más, al final de ellos lo más probable es que termine bajo tu yugo o el de alguno de los Príncipes del Infierno, sí tanto te intereso, podrás negociar y hacer lo que quieras con mi alma en ese momento-

-¡La quiero ahora!- fue su tajante respuesta -Vales más sin haber compartido el lecho con una mujer que habiendo experimentado los placeres de la carne-

-¿Matarse a pajas y tirar las semillas al cesto de basura no cuenta como fornicar? Llegaste unos cuantos años tarde-

-Años atrás no hubieras soportado mi presencia-

-¿Y no eres tan astuto como para tomar una apariencia más dulce? Veo muertos y espíritus desde antes de aprender a limpiarme el culo y nunca les he temido ¿Por qué habría de temerte a ti? ¿Por el color de tu piel y aspecto no acorde a la realidad humana y si manifestación de una pesadilla de LSD o pintura surrealista exteriorizada?- El Demonio guardó silencio y continué con despotismo -Mayor trabajo es enfrentar a mis demonios personales que encarar a una entidad salida de un plano inferior al que pertenezco y embaucarme o convencerme de colaborar en tus planes te será una tarea difícil, no porque no desee fama o fortuna, sí no porque se terminaría la diversión para mí y los míos. Hablando a voz de todos ellos te aseguro, Potestad de las Tinieblas, que vale más ésta diversión absurda que vivir en la mediocridad rutinaria del género humano, entre la hipocresía construida por sus demonios internos influenciados por ustedes… ¿Pensaste que caería en tu sutil sugestión?-

-¿Éstas por completo seguro y convencido de ello?- volvió a preguntarme aquella manifestación infernal en un tono severo y autoritario a manera de ultimátum.

-Tan seguro estoy como de que mañana tal vez no tenga que llevarme a la boca para alimentarme y de que tengo solo un par de huevos-

-Aunque sea anatema para los míos mencionarlo, ten por seguro que Dios proveerá-

-No te acongojes Demonio que a pesar de tener consiente su existencia estoy tan peleado con él como tú, sé que en su misericordia me ama tanto como a ti. Por lo menos eso dice mi abuela y confió un millón de veces más en sus palabras que en las tuyas, aunque cuestiono el monopolio del panteón judeocristiano-

Por algún modo extraño, a pesar de su sabiduría y conocimientos bastos e inigualables, una vez más guardó silencio dejándome hablar y permitiéndome dar lo que parecían ser las últimas palabras.

-Agradezco tu magnificencia al dejarme contemplar tu horrenda figura material que a decir verdad, no se compara siquiera un poco al Sagrado Baphometh y no lo digo por herir tu vanidad, supongo elevada en demasía; sólo diré que conozco tú Nombre y no es mi intención someterte a mi voluntad, con simpleza, soy un Aprendiz de Mago, solicito regreses a tu lugar hasta que yo muera-

-Eso haré- respondió -Dejándote un recuerdo de nuestro somero encuentro para tú posteridad-

-¿Cuál es?- pregunté curioso y a la vez sarcástico, desdeñando con marcado error el poder de aquella entidad.

-Ese recuerdo se llama “Soledad”, lo cargaras sobre tu espalda y consciencia hasta que llegues a mis dominios-

De ésta manera continuó aquí, en la tierra de los vivos sin siquiera una alma en pena que comparta un trago de agua con la mía, buscando con desesperación terminar con ésta maldición y llegar lo más pronto posible a los dominios de aquel implacable Ángel Caído del cual conozco su Verdadero Nombre, pero sería fútil utilizar el poder de un mote para aligerar la carga de una condena vivida antes de aquel increíble e infernal encuentro que sólo la agudizo. El poder de los nombres es el Verbo y utilizarlo en beneficio propio es un crimen aún más abominable que comerciar con almas inocentes. Mejor es morir por mano propia.

Mientras tanto, experimentaré con mi nuevo pasatiempo: los venenos morales, físicos y sobre todo letales al cuerpo humano, aunque en lo más profundo de mi corazón, continúan guardados los recuerdos de las catacumbas y pantanos astrales que me daban un poco de consuelo, sembrando el terror en aquellos simples humanos quienes escuchaban mis fantásticas aventuras y yo, esperando con ansiedad el calcinante abrazo de aquella demoniaca potestad, La Furia, tirano absoluto de algún rincón en el infame Infierno, el cual deduzco, no se compara sólo un poco con las situaciones que ocurren en el mundo terrenal, ni con las guerras, hambres o corazones rotos, pues el verdadero Infierno se llama Realidad, después de vivirla, no hay nada a lo que se deba temer.

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