sábado, 11 de agosto de 2018

Sanguijuela III: “Dulce” Hogar Parte II


                                                                    La página de la tentación sale volando por la puerta,
tú sigues, te encuentras en guerra,
descubres eso,  sólo serías
una persona más llorando.

Bob Dylan- It’s alright, Ma' (I’m Only Bleeding)

-Hoy es un día soleado- dijeron en los noticieros -cabe decir chayoteros- desde ese día me quedó claro que esa triste y aciaga fecha no se lograría pasar por alto tal cual era el objetivo… como la masacre también de estudiantes en el estado de Michoacán el 2 de octubre de 1961, ocho años antes.
Por fortuna y sin un motivo real en mente, tenía guardadas desde hacía algunos meses varias de las -en ese entonces- modernas latas de conservas con comida, algunos aderezos y una leve porción de queso seco; cuando me hice con ellas un par de semanas atrás no tenía en claro con qué objetivo las adquirí pero al final, cumplieron con su función. Consciente de que “mi huésped” necesitaría alimento y bebida al despertar, con vergüenza admito que me fue trabajoso preparar la ensalada con anchoas, pues mientras estuve vivo y necesité ingerir alimento éste siempre se me proveía preparado. Mi realidad es que nunca fui un individuo autosuficiente en totalidad…
¡En verdad lo disfruté!
No era “antojo”, gula o algo similar, hacía bastante tiempo que yo estaba muerto y siendo honesto el aroma de la misma tampoco me era agradable, algunas veces incluso me causaba una sensación similar a agruras en el estómago o nauseas, sólo eso pues mis intestinos estaban tan secos como una caja de cartón; sin embargo esa madrugada de 3 de Octubre, la sensación de manipular aquellos ingredientes suaves y húmedos, sentir la estructura de las anchoas o el cortar con cuidado el suave queso en rodajas por primera vez, me causo por breves instantes una sensación de nostalgia.
En verdad quedé ensimismado en aquellas fantasías cuando recordé que no tenía nada para beber; caminé hasta la habitación en donde ella dormía para verificarlo; parecía dormir placida y que no despertaría en los próximos minutos, salí a una pequeña Tienda de Abarrotes que vendía los productos las veinticuatro horas a tres calles de distancia, podía ir sin prisa y tal vez encontrar algo de alimento para mí.
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No fue agradable pero tampoco labor excesiva cazar algunas ratas para alimentarme, algunos minutos después caminé al establecimiento en donde compré un Sidral Mundet Familiar, un poco de jamón y medio kilo de huevo para el día siguiente, al tiempo que poder preparar algo de alimento y no dar aspecto de ser un mal anfitrión. Es verdad que estar alimentándose de esos repugnantes roedores no es siquiera un poco agradable ni en “sabor”, “consistencia” o algo similar pero cumplen su objetivo que es mitigar el hambre… no mentiré más… ¡Es repulsiva! Tan desagradable como el medio en que su especie se habituó a existir, al igual que el ser humano y las cucarachas… terminaron convirtiéndose en una nociva plaga. En realidad la especie humana es una aún mayor.
La primer situación que debió llamar mi atención y que en realidad dejé pasar por alto, fue que el montón de despojos de roedores que de alguna forma extraña e inconsciente había dejado colocado en forma tal para que sí en determinado momento, alguna persona de la jurisdicción correspondiente pasara a levantar la suciedad, fuera más sencillo para quien realizara dicha labor… es incoherente que a ésta altura de mi existencia continúe exhibiendo un casi cínico sentido de civilidad. Al notar la remoción de dichos restos sólo pasó por mi mente -en una forma tal vez infantil- la idea: “Puede que las mismas ratas se llevaran los cuerpos de sus caídos”. Después de pasar ésta tal vez absurda idea por mi cabeza y sin prestarle importancia, continué con mi camino.
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Caminé algunas calles sin prestar mayor atención a mi entorno, puedo jurar que me dirigí a mi refugio con una sonrisa estúpida en el rostro y la bolsa plástica con víveres pensando en lo ridículo de aquel espectáculo, siendo un ser de la noche casi enamorado… o cautivado y perdiendo el control de sus emociones.
No, no brillamos ante la luz del sol como sí utilizáramos brillantina en carnaval, nos incineramos, morimos en total agonía y dolor fuera de cualquier concepción humana, nos convertimos en frágiles figuras de ceniza, sal y azufre. Algunos años después se exhibió una adaptación cinematográfica de Interview With The Vampire de Anne Rice, ¿Recuerdan la escena de Claudia de la entonces niña Kristen Dunst muriendo calcinada al ser expuesta al sol? En realidad ocurre algo demasiado similar.
Al pie del marco de la puerta, se encontraba el cadáver de otra de las ratas, tan rígida y seca como la había dejado al drenarle hasta la última gota de esa sangre con sabor repulsivo, de consistencia espesa y cálida en un sentido desagradable e incómodo; desechando cualquier resquicio de cortesía, escudado en la soledad y oscuridad de la calle, interrumpida por los lejanos sonidos naturales de una ciudad en sopor, di una patada al fiambre para retirarlo del paso y la acera. Sin prestar atención a esto pues era algo común en una zona entonces limítrofe -la misma ciudad había crecido bastante en forma desproporcionada en los últimos sesenta años- saqué la llave del bolsillo de mi pantalón y abrí la puerta.
Fue extraño ver dentro de mi hogar otro cadáver de roedor a justo tres pasos al interior de la puerta, era como sí “algo o alguien” estuviera observando mi andar y también tuviese estudiada mi rutina incluso en lo más cotidiano, entonces, sin siquiera dudar un poco me enfile a la habitación. No tengo certeza de cuantos cadáveres de rata patee, tampoco sí era parte de deducir un juego macabro, sólo me apresure a llegar a la habitación en la cual a pesar de todo deducía su final, no sin sorprenderme ante lo que miré: la joven parecía estar semi-empalada hasta los cartílagos costales rosando una parte mínima del esternón, todo esto sin derramar una gota de sangre en el piso y sí, exponiendo por  completo todas las vísceras al tiempo que parecía sonreír en un gesto desagradable y bastante lúgubre que daba el aspecto de reír en una mueca que salía por completo de lo que cualquier persona podría definir como real al tiempo que susurraba:
-Mátame-
Por un momento juré que era algún espectro quien me jugaba una terrible broma de mal gusto, llegué a la conclusión de que era ella sin realizar un movimiento de algún musculo facial.
-Mátame…- repitió con visible esfuerzo y voz tenue.
Aún sorprendido, verifiqué sí en realidad era ella quien me estaba hablando y sin pretenderlo miré hasta lo más íntimo de su ser, apenas una breve hinchazón en los pulmones, al igual que un ligero -casi imperceptible- correr de sangre dentro de las arterias. Estaba estupefacto ante el grotesco espectáculo que estaba mirando sin siquiera imaginar en lo más oscuro de mis retorcidas fantasías… aquel triste y decadente cuerpo… tierno e inocente, sometido al bajo y repulsivo instinto de quien fuera el “artista” capaz de lograr tal abominación.
-Ma… ta… me…-
A decir verdad, esta petición me tomó por completo desprevenido; sabía que aquel murmullo provenía de la jovencita que de alguna forma había ayudado a escapar de la policía pero aquel murmullo suplicante, apenas se hizo escuchar cuando se repitió de nuevo:
-Ma… ta… me… por… pie…- la casi ininteligible voz entrecortada, provenía del descuartizado cadáver pues no era más un cuerpo, entonces reaccioné y corté la cabeza al momento que todo el cuerpo se deshacía en sal, generándome por un instante aquella satisfacción infantil y retorcida de observar el suplicio de un ser vivo.         
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Es verdad, fue una experiencia traumática y a día de hoy, no he logrado sacar de mí y sólo conseguido disfrazar con algún recuerdo que sí bien podría parecer grato, no es más que escoria en mi memoria, iniciando por el grotesco espectáculo que pasó de ser lo que podría considerarse “una joven atractiva” y terminó transmutada en algo que ni siquiera yo mismo tengo “las vísceras” para platicar sobre ellas, sea por algún resquicio de temor al juicio de quien llegase a leer esto o por conservar un recuerdo breve y a la vez sustancioso sobre esa persona hermosa, de la cual tal vez por cuestiones de tiempo o por mi sensación de enamoramiento estúpido, ni siquiera pregunté su nombre o “pasó de largo” en mis recuerdos.
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Lo que más recuerdo de aquella noche infame -dejando a un lado lo ocurrido en la ciudad- fue entonces, estar caminando a paso rápido por las calles centrales del llamado “Barrio Bravo” y en breves instantes, comenzar a introducirme en la zona que cabe decir, tampoco era de las más “seguras”, ni en esos años ni a día de hoy.
Algo que debe destacarse es la violencia de las personas del lugar y a la vez, la lealtad que se profesan entre ellos mismos o a quienes consideran “dignos”, como ejemplo está la “rivalidad” con el municipio de Nezahualcoyotl, en donde se planteaba: “Yo no hago desmadre en tú casa y tú, no vas a hacer desmadre en la mía y sí alguien de fuera viene, no’mas me chiflas”, por suerte, esa situación no aplicaba a “la gente” como yo, puede sonar ridículo, más tomando en cuenta que dicho municipio apenas contaba con diez años o menos de haberse instituido pero así fue por lo menos treinta y cinco años. En ese momento no me importaba. Estoy cambiando el tema.
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No podría decir cuánto tiempo tardé en llegar a las calles de El Barrio de Tepito pues éste “es cercano”, tampoco mencionar lo que pude llegar a ver puesto que mi mente estaba “en blanco” -por decirlo de alguna manera- No tengo certeza de “Que” o a “Quien” pude llegar a encontrarme, sólo había una cosa en mi reseco cerebro: Destruir a quien hubiese sido quien entró a mi casa y masacró a esa joven. No recuerdo su nombre y hasta el momento, no me he tomado el tiempo de investigar su identidad, es verdad que incluso en estos días no me taladra la mente, gracias a que no fui yo quien la ultimó, existe la probabilidad de que no estuviera buscando al asesino por una “Venganza Pasional”, sí no por el hecho de haber irrumpido en mi refugio y hacer tan atroz acto; en ese momento no me importaba y sé que mis motivaciones estuvieran mal encausadas pero lo que aun a día de hoy no pienso tolerar, es el hecho de que un desconocido llegue a mi casa, “Entre como Juan por la suya” y haga galimatías sin recibir castigo.
No recuerdo con exactitud recorrer una zona en concreto, sólo algunas imágenes difusas; recuerdo haber pasado por el Hospital Gregorio Salas para llegar al mercado de Granaditas y entonces haber cruzado el Eje 1 Norte o también llamada Avenida Granaditas, fue hasta ese momento en que adquirí un poco de lucidez, había estado cruzando las calles como “un loco” hasta comenzar a percibir el extraño ambiente que se siente en la zona, incluso siglos antes de comenzar a caminar entre los mortales.
Fue extraña la visión que obtuve al cruzar ese Eje Vial y entrar en el Barrio, toda la visión duro algunos segundos pero para mí sé que pudo haber durado aún más. Es bien sabido que desde tiempos remotos dicho lugar ha sido un centro cultural y de comercio importante, pasando del objetivo de intercambio, se podían encontrar servicios de todo tipo  -incluso hoy- desde enceres domésticos básicos, artesanías y electrónicos, hasta esclavos o “mujeres en alquiler”. Es obvio pensar que no estaba pensando en satisfacer mis necesidades, aparte de ser consiente que eran desvaríos míos; en esa visión vi a una mujer en extremo hermosa -cabe decir también demasiado voluptuosa- primero disfrutando y “pasándolo bien” con la gente que visitaba la zona de mercado, incluso que algunas escenas eran dignas de una película erótica de alto presupuesto -demasiado alto. Eh de admitir que movieron mi morbo a pesar de no disfrutar de ello- y segundo, verla realizar los legendarios sacrificios a sus dioses, dirigir grandes ejércitos con bestialidad contra sus oponentes para después, pasados algunos años, hacer imposible la vida a los Conquistadores y al final, fallecer en una hoguera; poco después logré verla regresar en otro cuerpo, ahora era un hombre que me fue bastante familiar.   
Supongo que fue el instinto lo que me hizo mantener entre las sombras y a pesar de esto, continuar observando la vida que parecía correr por las estrechas calles del mencionado Barrio y de alguna forma, retomando el control de mí mismo.
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Trayendo de vuelta los recuerdos puedo notar el haber sentido una presencia observándome, con expresión tanto de un meticuloso científico como de un niño mirando casi con admiración una “Granja de Hormigas”. No es grato admitir ésta sensación así tampoco la sensación de vulnerabilidad de saber que en el momento de hacer una cosa que “Mi Observador” considerase no adecuada, podría destruirme con “una mano en la cintura”. Continúo preguntándome: ¿Por qué diablos terminé pensando en el Nahual o lo que sea qué es?
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Caminé entre las decadentes calles un largo tramo -cabe destacar que no lo menciono por el aspecto en sí, sí no por las toneladas de basura en las zonas comerciales de todo el país- No estoy seguro de que fue lo que me llevó hasta ese lugar pues sólo llegan a mi memoria sobre ese momento en particular, breves “flashazos” sobre las calles, algunas personas o algo similar; en ese momento era como sí yo mismo estuviera por completo drogado o algo demasiado similar, situación que quedaba descartada debido a mi naturaleza y que tampoco había consumido sangre humana, es probable que me sintiera así debido a mi abstinencia. Llevaba varios días sin probar algún “alimento real” para mi especie, situación que también atribuí a mi estado de contención y el extraño sentimiento o sensación de “moralidad” que me inyectaba el ambiente en que estaba acostumbrado a moverme por esos tiempos, a la vez era igual de extraño notar todas las cosas vivas con un extraño tono de belleza, algunas veces incluso los objetos que por obviedad, no gozaban de la mencionada facultad y sin embargo, me contagiaban de “Vida”. Tomé consciencia esporádica al estar en las entrañas del mencionado Barrio y cuando comento lo de “entrañas” es en forma textual, pues en algún lugar bajé por alguna alcantarilla a lo que parecía ser el drenaje profundo y aún más, sorprendido por momentos, vi mi ropa empapada de diversos residuos -dejo a la  imaginación que “tipo de residuos”- tanto que algunos de ellos estaban “pegados” a la suela de mis zapatos, incluso en determinado momento pude ver también pedazos de carne o algo similar sin ninguna explicación coherente a un ser humano convencional.
Aturdido y a la vez confundido, me acerqué a una estructura de lo que parecía ser alguna disposición de piedra y para mi sorpresa -de nuevo- estaba desnudo por completo. No tenía idea de “Quien o Cuando” me generaron ésta sensación; observé con detalle toda la combinación y cabe decir que en definitiva, no era humana o por lo menos, como se imagina: los muros llegaban a alcanzar los cinco metros y el desagüe como tal, en su parte más profunda alcanzaba los diez metros de profundidad generando la caída de la misma a algún lugar aún más profundo, la piedra de la que se formaba la superficie visible aunque mantenía la base de arquitectura humana. Al analizarla puede concluir que ninguna herramienta hubiera logrado cortar tan precisos trazos o unirlos para crear algo similar tanto en resistencia como en maleabilidad en su momento. Escuché una voz:
-Ven… mátame… o yo… te mataré…-
Fue como un susurro dulce, seductor y a la vez estremecedor al tiempo que reaccioné en tener una botella de cristal en la mano. Nunca supe quién o como llegó el pequeño frasco a mis manos, sólo que “Estaba allí”.
Todo me parecía confuso y entonces, reaccioné a la luz que iluminaba toda la estancia sin generar algún destello. Era obvio que no me encontraba en México o alguna parte del mundo conocido, era una especie de “dimensión alterna” en que nada tiene sentido, como en algún extraño sueño; continué avanzando un largo tramo dentro de lo que suponía -de manera, en exceso errónea- era el Drenaje Profundo de la ciudad, pues al poco avance, aunque vi “el final del túnel”, tenía la certeza de no esperar una luz diurna sí no algo por completo artificial. Había hierba verde y botones de hermosas flores en diversos tamaños pero de igual forma extraña, había una serie de insectos de tamaños que tampoco podrían catalogarse como “normales”, tanto por el tamaño descomunal que presentaban o la “actitud” al momento de acércame, fuera observarme por instantes y salir huyendo o alejarse con cierta indiferencia. Note también la presencia de algunos “hombres” pequeños pero a la vez estilizados en su forma, era obvio que no presentaban un rasgo de enanismo o algo similar -no lo digo por discriminar a estas personas- por el contrario, gozaban en definitiva de rasgos estéticos y fuera de cualquier concepción humana, lo que me hizo dame cuenta del tamaño inmenso y colosal de la estancia, podían esconderse a mi vista sobrehumana u “ocultarse en los muros”. Llegué hasta un pequeño claro entre la maleza que también cubría la estancia quedando de pie allí, sólo cubriendo cualquier vestigio de pudor sólo con mi vello púbico. De nuevo escuche esa voz que me hablaba desde lo más profundo de mi psique:
-Bébelo…-
Supuse que se refería a la pequeña botella que apareció entre mis manos de un instante a otro, no estaba en posición de objetar y tampoco estaba “en mis cinco sentidos”, me sentía como en una de mis primeras borracheras con aguardiente o pulque; a pesar de que realizaba todo lo que esa voz me decía sin poner alguna objeción, tampoco dudé en sentir un poco de nostalgia por mi vida perdida… sólo un poco. Por un instante también dudé en beber de la pequeña botella, nunca lo había hecho -por lo menos desde aquella noche en la iglesia- vertí un pequeño sorbo de líquido sobre la palma de mi mano y a pesar de que la consistencia del líquido era similar a la sangre de la cual me alimentaba, el color era extraño, me recordaba bastante al jarabe de chocolate y a decir verdad, el sabor también era parecido… demasiado.
-Bébelo, no desconfíes. No gastes fuerza, sabes que existen demasiados de quien en verdad, debes desconfiar-
Podría decir que pasaron miles de cosas por mi cabeza pero la verdad, es que tampoco “me importaba demasiado”, así que sólo tomé el pequeño frasco y lo vacié sobre mi fatigada y reseca garganta.
Al tocar la primera gota sentí un sabor amargo -dándome el sabor de chocolate amargo- pero conforme comenzaban a correr las gotas sobre mi lengua, la verdad es que el sabor fue haciéndose más agradable, incluso dulzón, también reconfortante, podría decir que sedante sin llegar a entorpecer mi movimiento. Me deje caer sobre alguna superficie plana -tal vez de alguna roca-. Cerré los ojos.
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Logré abrir mis pesados parpados. Me queda claro que no es un gran acontecimiento o algo similar, sin embargo, las emociones y sensaciones experimentadas en ese instante sí son dignas de rememorar, desde el hecho de sentirme “Vivo” -como antes de aquel encuentro en la vieja iglesia- o sólo deleitar la visión con cosas maravillosas por definirlas con palabras en forma vacía, pues sé que jamás podría siquiera intentar retratar los hermosos y a la vez terroríficos rasgos o los gráciles y felinos movimientos de esos “niños”. Estaba confundido.
Miraba a un grupo de ellos, de entre siete y doce años, desnudos, bailando o correteando a través del mencionado lugar y pintados de pies a cabeza; eso no fue lo más extraño, si no al ver con detenimiento o prestar un poco de atención a sus mandíbulas -en concreto a los dientes- era lo más extraño que se podía ver: dos hileras de dientes blancos con perfecta formación y por completo limpios a pesar de  la compleja forma pues no era visible a simple vista, situación que se podría entender como lógica; guardaban simetría y estética en su doble hilera, a pesar de no ser visibles a simple vista y las cabezas ¿Qué puedo decir de las cabezas? Desde los huesos parietal y occipital crecía una “masa” larga similar a los Cráneos de Paracas -no tengo certeza de en qué año se dieron a conocer-  o incluso, a los de los antiguos reyes de distintas civilizaciones como de las zonas del Antiguo Egipto o de los legendarios Mayas, lo que sí cabe destacar es que la cavidad craneal se extendía en forma horizontal y en gran parte cubriendo la misma con el cabello para hacerlos pasar por humanos normales o eso parecería pues como comenté, el color de su piel, los delataba.
Todo eso sólo definiendo el aspecto más notable, describir sus fisionomías es algo difícil pero lo intentaré: dejando de lado la mencionada pigmentación azulada o verdosa, podía ver cada uno de sus rasgos a la perfección, sé que mi capacidad de sentidos aguzados bien pudo ayudarme, daba el aspecto de ser una joven de trece o catorce años, lo que es vedad es que el mismo aspecto físico, se notaba demasiado desarrollado puesto que a pesar de su aspecto aniñado, era obvia la diferencia de edades a los otros “niños”. Era evidente que a pesar de la diferencia de edades ella era la mayor, empero de las facciones comentadas era difícil el no ver los grandes senos proporcionales a su tamaño, carentes de pezones, esperando distinguir un ligero pliegue que iniciara su formación, los ojos de la en apariencia joven mujer tenían una viveza sólo capaz de mirarse en niños pequeños sorprendidos por algo que les causara asombro a pesar de que nada era capaz de sorprenderla; de la cintura para abajo se notaba de manera casi imperceptible, una ligera alforza de algo similar a lo que supuse seria ropa, una especie de recubrimiento similar al látex.
Al igual que en la zona pectoral pude ver el ligero cambio de textura y consistencia al momento de pasar a formar los labios que también eran gruesos y carnosos, casi suculentos, siempre y cuando se ignorara la aterradora parte interna de la misma; algo que también debo y me siento obligado a mencionar, es la casi seductora forma de los mismos, algo similar a la figura de un corazón sin las imperfecciones del mismo y que a la vez, son insuperables a ojos humanos. Los ojos tenían una tonalidad extraña pues de acuerdo a la tonalidad de luz y al ángulo de visión, podían cambiar de violeta a un azul profundo o de un rojo intenso a un color de naranja madurada.
-¿Qué te trajo aquí o es que “quieres vengar” a la pequeña mujer a quien diste asilo?- dijo en un tono que bien podía parecer mordaz en su tono de voz delicado, casi el susurro de alguna soprano hablándome al oído.
Tomé un poco de fuerza para levantarme pues a decir verdad estaba un poco tullido y aún mareado.
-No me importa “qué o quién seas”, sólo te diré que voy a matarte, es lo único que necesitas saber- aun me sentía confundido.
La pequeña y extraña “mujer” se notaba confiada y por fortuna, yo también estaba recuperando la coordinación.
-No debería importarte- respondió ella a pesar de que no movía los labios y solo se notaba una ligera dilatación en sus pupilas -De aquí, sólo saldrá uno de los dos y eso dependerá de tus habilidades- ella se acercó y tomó asiento en una superficie que parecía estar destinada para el descanso de alguien de mayores dimensiones.
Me apoyé sobre los brazos para reincorporarme; recuerdo tambalearme e incluso caer sobre las piedras, me incorpore sobre mis lánguidas piernas con dificultad. Pocos instantes después el mareo había pasado.
-Nunca había probado esa sustancia en alguno de los tuyos. Aun así parece que funciona… eso es buena señal-
No respondí. No era por falta de elementos, sensación de mareo o algo similar, sí no por visualizar el aspecto real de esa “criatura”, situación difícil pues se mezclaba la idea de su aspecto angelical con el de alguna bestia casi mitológica, tampoco -no menos importante- sentí temor, no fue la primera vez que me encontraba ante seres infernales o similares, era ella por completo lo que me generaba ese malestar.
-No te molestes en preguntar estupideces, te lo resumiré sencillo- dijo ella con un tono casi prepotente -Nosotros estamos algunos niveles arriba del ser humano en cuanto a evolución… por no decir que bastantes… sólo que el estúpido sentimiento de superioridad, obsesión de control y pseudo-autodominio los limita- sonrió en forma sarcástica y luciendo por un instante su dentadura que si bien era blanca en exceso, la forma afilada y delgada de los mismos y la sutil e imperceptible lengua bífida, daba un aspecto lúgubre e intimidante que se ofuscaba con el sonido melódico de su voz -que no era tal-, la silueta de su figura y la profundidad de sus cambiantes ojos -Parte de nuestra ética y por lo que continuamos existiendo es valorar la vida, en tú caso no es el hecho de que “estés muerto”, esas son cuestiones éticas y filosóficas que tampoco me corresponde abarcar en éste momento- se puso de pie en un instante que a mí mismo me pareció eterno a la vez que me daba un breve vistazo de manera somera a su diminuta majestuosidad y continuando hablando como en un monologo o cátedra girando de manera repentina la mirada hacia el grupo de niños y una vez más, chasqueando los dedos haciéndoles desaparecer, primero convirtiéndolos en ceniza e instantes después en una nada absoluta, ni siquiera en el sutil aroma de carne chamuscada y que puedo jurar sentí.
-¿Qué hiciste?- dije en un susurro temeroso.
-¿Los eliminé de éste plano de existencia?- fue la extraña y a la vez casi burlona respuesta que dibujó en mi rostro una expresión de congoja y desconsuelo -No te atormentes, ellos sabían para que fueron creados y que en cualquier momento se irían- por un momento me dio la impresión de girar su rostro hacia mí y dibujar esa sonrisa tierna  a la vez que escabrosa junto con la expresión que mencioné, entonces cambio la modulación de su voz en por lo menos quince años en su madurez, situación que me causó repugnancia a pesar de estar consiente de no escuchar su voz “tal cual era” y siendo yo, quien rompía el silencio con mis alaridos, haciendo vibrar el inmenso salón.
No podría definir el “por qué”, tampoco pude atacar en ese momento, no sé sí era a causa de su belleza sobrenatural, casi extraterrena o algún artilugio o hechizo sobre mi “persona”.  
-Será sencillo… más para ti- continuó -Por tradición no puedo renunciar a mi existencia en éste plano, para nuestra mala fortuna, soy apegada a mis principios y como tal, tampoco hay entrada para el suicidio… eso sería demasiado fácil. Entonces sólo hay dos opciones- dijo en un tono que me pareció burlón e indiferente… bastante -Me destruyes o mueres en verdad. Fácil, ¿No? Por cierto, tú “amiguita” se fue en paz, lo que escuchaste no era ella, sólo un reflejo programado de su voz para hacerte bajar aquí… y las ratas también- 
-¿Fácil? ¿Tanto como chasquear los dedos?…- respondí en el mismo tono indiferente que ella y me trague el impulso de saltarle encima al momento de mencionar a la joven, la verdad es que me estaba cagando de miedo al mirarla de frente y darme cuenta que mantenía su posición de emperatriz de todo lo creado… o esa impresión me dio. Ella se puso en pie y caminó hacia mi dejando ver la bastedad de su poder con sólo dar un paso; me sentí intimidado a la vez que fascinado al ver su fisionomía expuesta por completo, no podría siquiera intentar explicar cuáles eran los motivos que me provocaban sumisión, es tan sencillo como eso, “es”, así de simple.
-Debemos hacer esto de manera adecuada- dijo ella en un tono que me pareció casi eminente a pesar de la situación en que me encontraba y entonces, abrió por primera vez la boca -Esto es la forma correcta- dijo con una voz más clara a la vez que harmónica, pude jurar en ese momento que aquella palabra tenía una obvia instrucción y a la vez, comenzando a pronunciar palabras que ni siquiera podría intentar pronunciar, haciendo la situación más extraña para mí aunque estaba consiente también de estar relegado de mis “iguales”; entonces y sacándome por completo de contexto, ella comenzó a hacer ademanes como si se estuviera quitando algún ropaje e incluso, desprendiéndose del extraño aditamento que cubría su cadera, situación que de haber gozado de circulación sanguínea, me hubiera hecho ruborizar, a lo cual ella respondió sin inmutarse -Sé que ésta situación puede  resultarte extraña e incómoda, sé también que a pesar de tú condición aún eres regido por la falsa y estúpida “moralidad” humana. No refutare  a eso-
-¿Qué eres?- pregunté con algo de temor… no fue “algo de temor”, era ¡Terror absoluto! A ésta altura “del partido”, sería ridículo comentar las emociones que cruzaban por mi cerebro que bien podían ir desde las más aberrantes perversiones a la más sublime expresión de cariño y respeto, de momento me extrañó la expresión en su rostro al igual que observé con mayor nitidez el verde-azulado de su pigmentación, llegando a mi cabeza la tonalidad que llegaban a alcanzar las aguas de la zona costera del mar Caribe mexicano... o un cadáver putrefacto.
-Eso en éste momento no importa- hizo una pausa que podría considerarse “incidental” -Se puede decir que Nosotros somos los padres de ésta “humanidad”… su manera de medir el tiempo es errónea y vivimos lo que ustedes ni siquiera llegan a imaginar… sin burlarme, esto es irrisorio- hizo una breve pausa y gesticulación como “buscando algo”. Instantes después caminó hacia el costado derecho y se inclinó para levantar lo que me pareció ser una simple tubería metálica y en realidad, eso no me importó en lo más mínimo pues quedé embelesado con la figura de su cadera, reviviendo en mi la sensación de hormonas corriendo de “arriba a abajo” por todo mi organismo.
No pude hacer más que quedar atónito ante la obvia indiferencia de aquella “Pequeña- Mujer-Milenaria”. Esa figura era algo grotesco y a la vez, majestuoso. Me dejaba estupefacto a cada movimiento podría parecer el de una persona con enanismo o los de una mujer de estatura bastante baja pero con las formas estéticas acentuadas a la perfección o con simpleza, una mujer por completo desarrollada en la imagen de una niña de trece o catorce años, resaltando los finos rasgos por la pigmentación o los sutiles y nimios detalles de tatuajes sobre la misma piel o escarificaciones, igual etéreas e imperceptibles al ojo humano. Entonces ella dijo:
-No te sobresaltes, es natural que tengas esas reacciones a pesar de no gozar de vida tal cual se tiene concebida- hizo una breve pausa tomando un poco de aire -¡Estoy lista!- giró su cuerpo en un movimiento casi felino y al quedar frente a mi concluyó -Esto terminara rápido… o eso espero- extendió su delicada mano al frente e invitándome a avanzar como en un extraño ritual que me recordó por un breve momento a alguna especie de unión nupcial hasta llegar a un enorme circulo que no había notado, supongo que por los efectos de aquella sustancia que tampoco percibí haber ingerido y recordé el haber bebido la sangre de las ratas que de alguna manera, me supieron extrañas y aunque me sentí restituido, tampoco me sentí “agresivo” o a la defensiva.
-¿Qué pretendes?- noté que en mi voz se notaba una obvia sensación de miedo a lo desconocido y puedo decir ahora que esto mismo limitaba también mi capacidad de lenguaje haciéndome articular las palabras justas -¿Qué buscas?-
-Mi tiempo en éste plano de existencia ha concluido- continuó a diciendo -Tú te sientes mal por sesenta o setenta años… ¡Imagina cumplir veinte mil años!… en verdad no creo que alguno de los tuyos pueda soportarlo… ni siquiera la mitad de eso… ¿Estás preparado?-
-No te entiendo… ¿A qué…?- no pude siquiera terminar mi cuestionamiento, un duro golpe con lo que parecía ser el mismo ambiente me hubiera partido a la mitad con facilidad pero por alguna extraña razón, resistí. Por un instante olvide que no respiraba y sentí también la necesidad de inhalar aire, de la misma forma, olvidé que ella “leía” mi mente.
-Espero que ahora si tengas motivos…- su voz tomó un tono que bien se podría definir como oscuro o sombrío y su fisionomía se notaba “hinchada” por decirlo de alguna manera. Sonrió en lo que también se podría precisar como maliciosa, incluso burlona y entonces vi algo difícil de dilucidar a perspectiva humana:
Sus músculos, cada uno de ellos comenzaron a crecer de manera acelerada, por no decir que también exagerada y a la vez, conservando la forma de la pequeña mujer que había visto antes y me había cautivado con su etérea perfección pero en ése momento, a pesar la de situación, tampoco mi percepción se alteró y observe como una mariposa saliera de su capullo -igual etéreo- y entonces, me recordó a Beth Phoenix o a Chyna Laurer, recordando a las posteriores WWF y WWE de no ser por el cabello que en su caso es rubio y negro, de igual forma, lucía imponente y dominante, a la vez que tierna y sensible siendo que en aquella época no era común ver a mujeres con tales proporciones. Ella se acercó a mí con ese extraño -en realidad no era extraño, sí no una verdad absoluta- aire de grandeza haciéndome ver y sentir más que inferior, me tomó por el cuello y levantándome con facilidad dijo:
-Observa a donde va a parar tú civilización, será la paga por provocar y tratar a la mujer igual o peor que perros, siendo que ni siquiera un animal merece recibir el aún más abominable trato que les dan-
“Lo peor del caso” es que tenía razón, no tenía posibilidad de hablar, ni siquiera de pensar, sólo logré pensar:
-P… e… r… d… o… n…-
-¿Piensas que sólo con eso expiaras las atrocidades que ha hecho tú raza contra ellos mismos?- me arrojo con violencia al piso provocando un fuerte impacto de mi cabeza contra el suelo -Debería hacerte un poco de lo que han hecho los humanos en contra de ustedes mismos, aplicarte tan sólo el previo a una violación o alguna tortura inquisitorial, sé que sería un placer para ti… o una película Snob como las que se grabaron durante la Segunda Guerra Mundial… pero no, eso al final sólo te provocaría placer-
-Te… equivocas…- con bastante esfuerzo logré articular palabras, el impacto casi me habría roto el cráneo y me sentí como si estuviera a punto de sufrir algo mayor que una conmoción cerebral -Hace bastante que no disfruto con eso- me sentía aturdido pero también molesto conmigo mismo al saberme indefenso, tanto en cuestión de argumentos como en forma física -Es verdad que el ser humano es detestable- hice una breve pausa como tomando aire a pesar de no necesitarlo, observándolo todo y generando una especie de táctica para defenderme -Sin embargo, no es justo “echar a todos en el mismo saco”- tomé un poco de impulso hacia mi probable verdugo con las garras que hacía poco tiempo logré generar con el poder de mi sangre y la fuerza sobrehumana que de igual manera imprimía a mis articulaciones haciéndome elevar del suelo casi tres metros con una fuerza desmedida a mis proporciones físicas.
-¡Vamos!- fue lo último que escuché.
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No sé qué ocurrió, tampoco sí en realidad logré derrotar a esa hermosa criatura, como se fue, del “por qué” me dejó continuar existiendo o el saber el cómo logré llegar a la zona en que se encontraba el extraño santuario. Logré reaccionar el día 10 de octubre con las dos espectros a un lado de mí, con sus sonrisas burlonas diciendo:
-Despertó “el bello durmiente”- no logré distinguir cuál de las dos lo dijo, estaba bastante “atontado”.
-Sé que no debería decirlo- dijo Lupe con una sonrisa divertida -Te veías “lindo” mientras dormías en tú féretro- hizo una leve pausa, miró a Marcela quien se mantenía a la altura de mis pies y sonriendo con malicia me dijo mientras me acariciaba el rostro con fehaciente desdén -Si, te mirabas tranquilo y en paz, tal cual nos debimos de ver nosotras sí no hubiésemos sido condenadas a una “Fosa Común”- entonces su rostro se deformó haciéndome ver en instantes todas las vejaciones por las que en su momento debió pasar     -Eras la perfecta imagen de una foto post mortem-
-No te preocupes- dijo ahora Marcela acariciándome con su sutil y gélido tacto -Estás “Vivo” y nosotras contigo para hacerte “reflexionar” sobre todas las atrocidades que hiciste o solapaste arropado por tú falsa, idiota y ridícula “fe”-
-¡Cállate!- intenté levantarme pero no logré siquiera mover un dedo.
-Son las once de la mañana, sí quieres abrir la ventana y disfrutar del calor del sol, por nosotras no te preocupes, sólo procura no “broncearte” demasiado-
Jodete!- respondí con el mayor mal gesto que pude y que tampoco expresaba demasiado pues aparte de la situación diurna que de por sí me debilitaba, sentí un ligero mal estar en la cabeza a pesar de no sentir un dolor “tal cual es”, me hizo quedar postrado cuatro noches más sin lograr moverme.
Me duele admitir que a pesar del aparente desprecio que las dos espectros me profesan, a la vez me procuraron “a su manera” y supongo que aunque el sentimiento sea mutuo, nuestra relación se ha vuelto más “intima” conforme han pasado los años. ¿Qué ocurrió? No lo sé y a decir verdad, tampoco quiero saber pues el hecho de haber sido apaleado por una mujer de apenas un metro y medio de estatura, con dos hileras de dientes, piel azul, lengua bífida y en extremo hermosa es bastante surreal para siquiera narrarlo.         Debo investigar el nombre de la joven… algún día...