jueves, 12 de mayo de 2016

Preludio-Putrefacción

Antes que nada, ofrezco o todos aquellos que por cualquier razón (casualidad) visitan este Blog, ya que hace varios meses no he actualizado las publicaciones, ofrezco una gran disculpa. Lo más que puedo hacer para retribuirles, es presentar los trabajos que ya les había mostrado, claro está con bastantes correcciónes con respecto a la gramatica y reacción de los mismos y una breve introducción a éste proyecto que estoy realizando, basado en un personaje secundario de mi primera novela y deshaciendo la regla respecto al "vocabulario" a utilizar dentro de un trabajo literario. Como algunas personas ya sabran, tuve algunas experiencias que me llevaron a pasar algun tiempo en un Hospital Psiquiatrico, y es allí en donde me surgio está idea, que puede llamarsele "enfermiza y vulgar", pero al final, son ustedes quienes decidirán.

Maricones decapitados y una fea puta podrida,
enchufes llenos de gusanos, fetos salpicados contra la puerta,
intestinos y más intestinos, jodidos cadáveres en el suelo,
distorsión en mi voz ¡Soy la puta armonización!

Rompeprop-We want gore

Miró un espectáculo por demás desagradable: la parte correspondiente a la cabeza era un amasijo de carne y hueso roto, sólo distinguible por la inconfundible y a la vez fragmentada estructura ósea del cráneo humano; éste tipo de trabajos en exclusiva eran asignados a Carlos Jiménez, mejor conocido como Carlos El Gordo por su peculiar complexión física y estatura un tanto baja. En realidad Carlos no estaba obeso, era una masa de músculos, sólo qué el abuso de ciertas bebidas, lograron hacer su estómago abultarse e inflamarse más de lo debido haciéndolo ganar ese mote, eso no le preocupaba en lo absoluto y su pareja laboral de igual manera aunque su fisionomía era bastante más delgada y “alargada”. Comenzó a dictar a su compañero Uriel El Flaco Gutiérrez mientras se ponía un par de guantes de látex para indagar en el putrefacto cadáver sin mayor asco, haciendo honor a su fama también de “estómago de acero”:

-La cabeza presenta rastros de descomposición incluso en su interior- inició su reporte mientras Uriel comenzaba a tomar anotaciones después de colocar en Carlos un cubre bocas y éste hurgaba dentro de la cavidad oral -Resulta obvio que el cadáver no fue ultimado en el área ya que por lo menos lleva una semana descomponiéndose, es probable que a la intemperie y dicha situación nos obliga a asignarlo directo al Departamento de Antropología Forense por lo cual nos vemos en la penosa necesidad de concluir la investigación para evitar conflictos de jurisdicción-

-Ésta muestra tarde o temprano regresará a nuestras manos- dijo Uriel quitándose los guantes pero no el cubre bocas ya que el olor era demasiado penetrante -¿Qué sugieres hacer ahora?-

-Pues a pesar de que ésta porquería- señaló el cadáver -Casi se deshace de tan podrido que está ¿Qué te parece sí buscamos una Pulcata? o ¿Te vas a rajar? He escuchado que en ésta zona sobreviven algunas y su Elixir de los Dioses es bueno… después de todo ya terminamos nuestro trabajo y no quiero llenar formularios-

-Pues si, ya terminamos La Chamba pero ¿No se te hace demasiado temprano para beber alcohol?- respondió Uriel.

Carlos dibujo una sonrisa sobrada y cínica, continuó:

-El Pulque no es alcohol, es una bebida fermentada y como dice el poema es Agua de las Verdes Matas así que no seas puto y vamos a buscar una Pulquería, necesito desayunar-

-¡Eres un pinche borracho!-

-Pero sí a callar, pinche hablador-

-Está bien, pero a partir de mañana dejo de beber-

-Lo mismo dijiste ayer por la mañana- respondió Carlos con la misma sonrisa de momentos antes.

-Es verdad- El Flaco bajó la mirada entristecido -Mi Vieja amenazó con abandonarme sí volvía a chupar…-

-¿Le creíste? es más ¿Te importa?... aparte de que no tienes “Vieja”, eres Puto-

-No le creí y no, no soy maricón-

-Entonces ¿Qué esperamos? Bueno… pensándolo bien, será bueno chingarnos unos Tacos primero- dijo El Gordo frotándose el prominente abdomen.

-No jodas- rezongó un tanto sorprendido el delgado Uriel -No hace ni diez minutos que hurgaste en los restos de un cristiano asesinado y ¿Tienes hambre?-

-No cené bien… aparte de eso, ya estoy acostumbrado ¿Tú no?-

-Gordo, con todo el escaso respeto que mantengo hacia tu repugnante persona- continuó Uriel -¿Alguna vez has pensado en los daños psicológicos que nos genera éste trabajo, siendo el principal nuestra dependencia al alcohol y al tabaco?-

La camioneta que recogía los cadáveres hizo su arribo y Carlos encendió un cigarro.

-Perfecto Flaco, la cagaste de nuevo y ahora tendremos que llenar los formularios-

-Yo por platicador- rezongó Uriel -Y tú por “seguirme la corriente”, ahora nos chingamos los dos-

-Mejor cállate-

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