viernes, 31 de julio de 2015

Desesperación Cap. I El Profesor (Corregido)

Estamos de vuelta al control,
forzarlos a rendirse.
Toma lo que es nuestro,
restaura la ley y el orden.

Sabaton- Back in Control

Higinio Jara no era la persona más sana, menos la más recta hablando en situación moral pero si con una marcada doble moral según las circunstancias… demasiado convenenciero.

Hacía ya varios años que enfocaba su vida a trabajar y los fines de semana, embriagarse y drogarse con algún opiáceo hasta perder la conciencia las noches de viernes, sábado y domingo, eludiendo la Heroína como a La Peste -tal vez, un poco perturbado por la película Necromentia- Su cuerpo ya estaba programado: todos los lunes despertaba a las cinco de la mañana para arreglarse e ir a trabajar en la prestigiada Universidad en la que impartía clases de Letras; después de ocho años nunca faltó un sólo día y había recibido diversos reconocimientos tanto por su excelente desempeño laboral, la aportación académica realizada a través de diversos ensayos y como sinodal. Todos los estudiantes a quienes había prestado asesoría ya ejercían su profesión de manera activa y sobre todo en posiciones de bastante influencia en su ramo. Él fue un joven prodigioso, a los veintidós años se había graduado con honores como Licenciado en Letras y al año siguiente ya cursaba el posgrado, sin embargo esa genialidad era opacada por su ineptitud para relacionarse con sus semejantes; había buscado apagar su soledad casi asesina en el alcohol, las drogas o cualquier otra cosa que lo estimulara o hiciera fugar de su realidad, vivía solo y sin mayor compañía que la prostituta quien lo visitaba cada dos semanas; se presentaba en su domicilio para intercambiar algunas palabras, compartir la mesa, mitigar las necesidades fisiológicas de Higinio, cobrar los honorarios correspondientes y no presentarse de nuevo hasta la fecha programada, sólo una llamada telefónica dos días antes para confirmar. Al final una vida reflejo de la monotonía y la rutina sacada en copia al carbón o como él solía llamarle al hablar respecto a eso con sus escasos allegados íntimos: “Hipotermia Emocional”.

Poco tiempo después, no hace demasiado entró un atisbo de conciencia o instinto de supervivencia en Higinio decidiendo tomar su año sabático; pensó que sus ahorros serían suficientes para sobrevivir todo ese tiempo pero después de algunos meses debido a los excesos se quedó sin dinero y comenzó a endeudarse con El Crimen Organizado. Bien o mal ese sentido de la responsabilidad y de alguna manera temor al dolor lo habían sacado a flote y veía la manera de ir solventando sus gastos, sin embargo no le alcanzaba para llevar la “vida desahogada” a la que estaba acostumbrado y aún faltaban seis meses para volver a generar ingresos de manera regular; la situación le estaba desesperando pero como siempre, el opio en sus diferentes variedades de preparación le consolaba por lo menos en forma superficial y lo hacía ver maravillas mientras iniciaban los efectos en su sistema nervioso, aunque acostumbrado a ellos no dejaban de serle gratos y hojeaba el periódico fantaseando el final de sus problemas.

Marcó con tinta roja un anuncio de periódico antes de perder la conciencia…

.·.

-No puedo atenderlo en éste momento por favor deje su número telefónico después del tono para comunicarme con usted a la brevedad- había dicho una voz femenina con acento robotizado al llamar al código numérico que había marcado, una voz tan monótona y tediosa como él mismo, tanto que por un instante se sintió atraído e identificado, algo real y extraño, más aún que le provocara alguna emoción, situación que sólo lograba manifestar y experimentar a través de las drogas, esto le hizo sumergirse un poco más en ese desagradable mar sin fin que era la soledad que lo abatía, lo más terrible era el desgano, la apatía para socializar que era gestionada por su organismo, por su cerebro y a pesar de estar consciente de ello no lograba ponerle una zancadilla, la verdad era qué ya había dejado de intentarlo hacia bastante tiempo.  

Poco rato después sonó el teléfono devolviéndole la llamada y aunque lo esperaba no prestó mayor interés; con toda la calma y sobriedad que era capaz de manifestar tomó el auricular:
-Buena tarde- dijo frío.

-Buena tarde- saludó aquella voz femenina que le había respondido la primera ocasión pero ésta vez con algo más de expresión -Disculpe usted- continuó -Hace unas horas recibí una llamada de éste número y me dejaron disponible el mismo para devolverla-

-Si, yo llamé para pedir informes sobre la oferta laboral publicada el día de ayer- respondió él  -Mi nombre es Higinio Jara, estoy a su entera disposición-

Con cierta expresión de sorpresa y a la vez de emoción en la voz, la mujer al otro lado de la línea continuó:

-¿Es usted el profesor que publicó el ensayo Las Deficiencias del Sistema Educativo Global hace algunos años?-

-Así es, el mismo- respondió Higinio con falsa modestia, la verdad era que a pesar de procurar no demostrarlo su egocentrismo se regocijaba en el reconocimiento a su trabajo lo que a la vez lo volvía desagradable al trato, enfocar éste tema al conversar con alguien no era lo más adecuado, le quedaba bastante en claro pero al igual que eludir a la soledad, resultaba casi imposible para él -La verdad es que en el transcurso desde su publicación que de hecho es mi tesis doctoral, he encontrado demasiados errores e incongruencias…-

-No lo pienso así- fue la respuesta que marcaba un punto de reflexión sobre la intención de iniciar un debate y por tanto dio un cambio radical a la misma con obvia intención de centrarse en el tema que la incitaba a llamar pero sin romper la cordialidad -Pero bueno… con saber quien llama es más que suficiente para mí y sí está dispuesto a viajar el trabajo es suyo, tome en cuenta que la propiedad en la que debe realizar sus actividades no se encuentra dentro de la ciudad-

-Supongo que necesito vacaciones- respondió con aire de ironía -No tengo problema con eso, tomé un año sabático y aún me restan algunos meses, supongo que estos le servirán de apoyo para encontrar a alguien que continúe con las actividades de manera regular-
-Me parece bien- dijo la mujer -Sólo hay algunas cosas que debo aclarar, por principio deduzco que la paga le es atractiva sí no, no me hubiera llamado- se hizo notar una ligera sonrisa disfrazada -Y la otra, estará a cargo de tres niños de siete, once y trece años, son miembros de una familia rica y respetable de la cual también me congratulo en pertenecer, el problema es que como muchas familias de abolengo, al momento de “Conservar La Sangre” de manera tan férrea, ocurren problemas con algunos “Productos” conforme avanzan las generaciones y pues éste es uno de esos casos…- se interrumpió un momento como pretendiendo buscar las palabras adecuadas para no alarmar a su interlocutor pero ese silencio resultó de sobra.

-No se preocupe, eso no me perturba, además tampoco me son desconocidas éstas situaciones-

-No lo comento por dudar de su profesionalismo y vocación, sí no por evitar provocarle un sobresalto-

-¿Qué pueden tener? Deformidades, extremidades mal logradas, retraso mental…- pensó Higinio -Nada de lo que me sorprenda y no logre “sortear”-

-Que bien- continuó la mujer -Seré concreta, ellos tres padecen hemofilia y por tanto, sus hábitos son en forma mayor nocturnos para evitar lesiones, sí le es familiar la historia genética de “La Realeza”- dijo esto haciendo un sutil énfasis en su entonación                -Encontrar éste tipo de padecimientos le resultara familiar, como ejemplo pondré el de El Zarévich Alejo Romanov de Rusia y…-

-No se preocupe, no es necesario que me dé explicaciones- la interrumpió para que la interlocutora no sintiera su intimidad invadida, sin embargo esto no fue suficiente y la mujer continuó:

-Entiendo- complementó -El otro punto que me gustaría manifestar es que ellos son de los niños llamados de manera errónea y horrenda BEKS… aunque éste término puede resultar demasiado “fantástico”, bien puede ser una mutación de Aniridia-

-La escucho- a pesar de la interrupción y su objetivo obvio que inútil, no escatimó en el morbo o curiosidad provocada al escuchar éstas palabras y de las cuales no conocía ni un poco del significado, dejó que la mujer al otro lado de la línea continuara.

-Black Eyed Kids…- dijo en un inglés de excelente pronunciación interrumpiéndose un momento al terminar la frase -Niños de Ojos Negros, aunque en Nicolás, el mayor se ha notado una disminución del “pigmento” que provoca ésta extraña característica, conforme se hace mayor los ojos se le han aclarado tomando una tonalidad un tanto gris o mejor dicho, opaca… permitiendo notar las pupilas-

-No se preocupe- respondió Higinio con total seguridad -Sabiendo ese “pequeño” detalle me doy por satisfecho y a la vez me siento seguro de poder lidiar con ello sin mayores contratiempos-

-Excelente- respondió su interlocutora -Me basta con eso, entonces lo veo el día de mañana a las cuatro de la tarde en la cafetería de la terminal de autobuses, yo lo abordaré… por cierto, lleve varias mudas de ropa y sus suministros personales-

Sin más terminó la conversación y a pesar de que faltaban muchas horas para la cita Higinio se apresuró en los preparativos, llevando como prioridad varias cajetillas de cigarros, la computadora portátil, algunas pastillas “para dormir”, goma de opio, un dispositivo para fumarla y dio un aviso especial a sus acreedores, de los cuales sobra mencionar la dureza en el trato a sus deudores cuando existe retraso en los pagos.

.·.

Pasó el tiempo del acuerdo y cinco minutos antes de la cita Higinio ya estaba presente en el lugar de reunión ocupando mesa y bebiendo una taza de café bastante cargado.

Cuando el reloj marcó la hora exacta de la cita alguien llamó su atención tocándole el hombro y lo más extraño era que por un momento su libido revivió, ninguna toxina se manifestó en su persona; al momento en que superó el nivel al que se posaban aquellos senos generosos y perfectos, pasando al esbelto cuello, sobre todo a la mirada tierna y limpia, se esfumó rápida cualquier manifestación de hormonas activas, contagiándose de esa paz inigualable que sólo experimentaba intoxicado o al orgasmo con su visitante quincenal pero sin la en algunos momentos, desagradable sensación de embriaguez o rigidez muscular -tampoco la “invasión” a su espacio personal-

-Buena tarde Profesor- dijo la mujer, ese acento tranquilo que el día anterior le había generado empatía… y con esa figura -difícil que celestial pues era la máxima expresión de la tentación a pesar de la manera discreta de sus prendas- se rompía cualquier formalismo innecesario, sin embargo la respuesta fue la típica a las costumbres externas del conservador Higinio.

-Me gustaría responder de la misma manera pero antes de continuar me gustaría conocer su nombre de ser posible-

Una sonrisa sutil y a la vez coqueta se interpuso ante la sobriedad de Higinio, la joven mujer tomó asiento al frente de él y sin mayor etiqueta colocó un bolso de mano sobre la mesa, llamó al mesero, encargó una bebida suave y extrajo algunos documentos, él pidió otro café y una botella con agua de un litro y medio para el viaje.

-Está bien…- respondió ella sin siquiera intentar ocultar su decepción -Antes que nada permítame ofrecerle una disculpa, éste tipo de momentos es en los que intento ser yo misma y busco dejar los formalismos absurdos de mí entorno laboral a un lado pero veo que usted no es la persona adecuada con quien pueda realizar estas breves “picardías juveniles”, una vez más reitero mí disculpa- un leve rubor de bochorno se hizo manifiesto en aquel rostro prestándole un leve matiz infantil.

Un silencio incomodo se hizo alrededor de esa mesa por fortuna llegó quien los atendía trayendo consigo la bebida de la mujer, impregnando el ambiente con un dulce aroma a frutas, instantes suficientes para permitir al torpe Higinio intentar corregir su falta de cortesía:

-Quien debe ofrecer disculpas soy yo- dijo él -Por la formalidad que como usted manifestó, resulta absurda y de la cual a éstas alturas me es difícil deshacerme, le pido un poco de comprensión ante la situación, esto es debido al entorno en el cual me desenvuelvo, al final esperaba que nuestra conversación inicial girara alrededor de acuerdos laborales y monetarios, a lo mismo se debe la falta de soltura y cordialidad en mis palabras… ofrezco una disculpa también para mis maneras pero como usted puede notar, son cosas que tengo arraigadas desde el seno materno-

-… Y sólo convives con el resto de la humanidad para solventar tus necesidades- complementó la bella mujer.

-¿Es tan obvio?- fue la sarcástica respuesta aunque dicho tono no fue intencional si bastante mordaz, ante lo cual recibió una sonrisa.

-No me es ajena la situación que lo atañe- dijo la sensual mujer -Mi nombre es Alouqua Cisneros, Doctora Alu para quienes son mis allegados y gente de mayor confianza o familiaridad-

Higinio le extendió la mano con el dorso hacia abajo y la palma mirando arriba, saludo al que ella respondió con cordialidad.

-Es un placer Doctora-

-Igual para mí- sonrió con una gracia y confianza casi desmedida -Llámame Alu y háblame de “Tu”, utilizar formalismos con personas de mi edad o más jóvenes me resulta incómodo-

Higinio no pudo evitar soltar una risotada, situación extraña en él.

-Está bien “Alu”, así lo haré… por cierto, tienes un nombre bastante peculiar-

-Si, no es algo de lo que éste agradecida con mis padres pero tampoco hubiera estado en posición de opinar o elegir-

-Te comprendo, tampoco mi nombre es de lo más “común”, creativo o… bonito a diferencia del tuyo, incluso en su “diminutivo” se escucha bien”-

-¿Por qué lo dices?-
-No tengo palabras para explicarlo en éste momento pero su significado podría resultar un tanto “incomodo” de ser común-

-¿A qué o cual te refieres?-

-A tú nombre-

-Lo comprendo, independiente de que sea un tanto agraciada a gente versada en demonología o teología, incluso mitología podría resultarle perturbador- Alu dio un sorbo a su infusión -No es algo de lo que me sienta dichosa, mis padres eran bastante excéntricos por lo que logré notar-

-¿Ya no “están aquí”?-

-No, fallecieron hace algunos años en un accidente automovilístico-

-Me uno al luto… sí aún pasas por el-

-No te preocupes por eso, me dejaron demasiadas cosas más importantes como para pensar en ellos, aparte de que nunca entablamos una relación familiar real-

-¿Como qué?-

-Mis hermanos… por suerte yo no salí con algún defecto genético, mis padres eran primos en primer grado, sin embargo la genética de mi familia ya está bastante “desgastada”… cambiemos de tema ¿En qué banco, a qué nombre y número se realizara la transacción?- Higinio otorgó los datos solicitados y Alu realizó la transacción desde su moderno teléfono celular -Olvidaba decirte, tú deuda con La Mafia ya fue saldada, no tienes más de que preocuparte-

El rostro de Higinio se descompuso tanto por la sorpresa como por ver desenmascarado su oscuro secreto sobre la adicción a las drogas.

-¿Pensabas qué solicitaría o permitiría que “cualquier cualquiera” cuidara de mí familia sin investigarlo antes?-

Higinio no respondió, estaba concentrado en hacer a su rostro regresar a la forma habitual.

-No te preocupes- continuó ella -No es una situación que me cause conflicto ¿Piensas que después de vivir rodeada de incesto y moralidad retorcida, haber elegido la profesión de psiquiatría y pasar por lo menos ocho horas diarias rodeada de enfermos mentales durante los últimos siete años, es algo extraño y fuera de mí concepción? No me insultes, todos tenemos “Esqueletos guardados en el armario”- sonrió con dulzura, lo que a él le relajó los nervios.

-En verdad Alu, lo último que quisiera es hacerte sentir incomoda- respondió Higinio con el rostro enrojecido y pleno de desconcierto -Pero debido a los tabúes cotidianos aún más en mi entorno laboral, se considera inapropiado que se ingieran drogas recreativas fuera de alcohol, café y tabaco-

-No te preocupes, no son tus hábitos “cuestionables” lo que me interesa, sí no tu capacidad pedagógica; tampoco pretendía incomodarte y sé que sería una pérdida de tiempo pedirte que los omitas-

-Aun así lo hare dentro de mis posibilidades por el bienestar de esos niños-

-Confío en ti-

-No te decepcionaré… y lo de “Mi deuda” espero sea descontado de mis honorarios-

-Ya te lo comenté, ésta saldado y no hay mayor problema, en realidad estabas “Comprando” con familiares míos, fue fácil rastrear tus antecedentes, ellos trafican con el opio ya preparado, lo introducen al continente-

Higinio por primera vez esbozó una sonrisa que era a todas luces nerviosa.

-No sé qué me perturba más, sí tu belleza peculiar o saber que estoy tratando con familiares de La Mafia en éste país-

Alu sonrió de nuevo y mientras extraía el contrato laboral del bolso dijo:

-Déjate de galanteos, no es apropiado hacerlos en una estación de autobús en medio de asuntos laborales, aparte de que tú viaje está por salir, en el camino puedes leer el contrato, yo me quedaré, aún tengo asuntos pendientes, no hay nadie que te recoja en la terminal y lleve a la casa para presentarte con los niños e instalarte… de algún tiempo atrás a hoy escasea nuestro personal,  tendrás que caminar ¡Que tengas buen camino!-

.·.


El viaje aunque largo, resultó sin mayores contratiempos más que la ruptura con la rutina de Higinio, lo cual se hizo llevadero gracias a un par de “Pastillas Azules” las cuales ya estaban comenzando a resultar ineficaces debido a la obvia asimilación de sustancias activas y por lo que era necesario para él doblar la dosis. En el camino y en “El Viaje”, no pudo evitar soñar “más de lo debido” con la Doctora Alu para Higinio no sólo era una mujer de exagerada belleza a su percepción, algo que sobrepasaba su ideal estético femenino con las prominentes curvas y el cabello corto y castaño claro, casi rojo -situación que enmascaró con disimulo notable- sí no que su sonrisa y el leve destello que emitían los ojos al cerrarse lo habían cautivado más allá de cualquier lógica. Al sumergirse en su fantasía decidió desviar su atención del bello rostro y deleitarse más con “otras cosas” pero todo regresaba al mismo lugar como un sueño repetitivo, un deja vu que no le permitía desviarse más que un poco pues bien podía sumergirse por instantes en ese par de senos grandes y firmes o entre el par de muslos y glúteos que habían revivido por un momento su escasa libido de la cual ya había olvidado su existencia y a la que había recurrido por compromiso para justificar su encuentro casual de cada dos semanas. Se decepcionó de sí mismo al darse cuenta de que ni en pleno sopor podía concentrar su atención en cosas más “llamativas” y que dicho estado nunca lo había sumergido más allá; al final, lo conducía a un efecto de relajación exacerbado sin perder nunca el sentido de idealización que se había marcado desde que comenzó la necesidad obligada del apareamiento en cualquier persona de físico saludable.  Ese ligero trance terminó poco antes de llegar a la terminal de autobuses pero no despertó, sin recordar como en pequeños destellos lo acontecido en esa realidad onírica.

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