Estamos
de vuelta
al control,
forzarlos
a
rendirse.
Toma lo que es nuestro,
restaura
la ley y el orden.
Sabaton-
Back in Control
Higinio
Jara no era la persona más sana,
menos la más recta hablando en situación moral pero si con una marcada doble
moral según las circunstancias… demasiado convenenciero.
Hacía ya varios años que enfocaba su
vida a trabajar y los fines de semana, embriagarse y drogarse con algún opiáceo
hasta perder la conciencia las noches de viernes, sábado y domingo, eludiendo
la Heroína como a La Peste -tal vez, un poco perturbado
por la película Necromentia- Su
cuerpo ya estaba programado: todos los lunes despertaba a las cinco de la
mañana para arreglarse e ir a trabajar en la prestigiada Universidad en la que
impartía clases de Letras; después de ocho años nunca faltó un sólo día y había
recibido diversos reconocimientos tanto por su excelente desempeño laboral, la
aportación académica realizada a través de diversos ensayos y como sinodal. Todos
los estudiantes a quienes había prestado asesoría ya ejercían su profesión de
manera activa y sobre todo en posiciones de bastante influencia en su ramo. Él
fue un joven prodigioso, a los veintidós años se había graduado con honores
como Licenciado en Letras y al año siguiente ya cursaba el posgrado, sin embargo
esa genialidad era opacada por su ineptitud para relacionarse con sus
semejantes; había buscado apagar su soledad casi asesina en el alcohol, las
drogas o cualquier otra cosa que lo estimulara o hiciera fugar de su realidad,
vivía solo y sin mayor compañía que la prostituta quien lo visitaba cada dos
semanas; se presentaba en su domicilio para intercambiar algunas palabras,
compartir la mesa, mitigar las necesidades fisiológicas de Higinio, cobrar los
honorarios correspondientes y no presentarse de nuevo hasta la fecha programada,
sólo una llamada telefónica dos días antes para confirmar. Al final una vida
reflejo de la monotonía y la rutina sacada en copia al carbón o como él solía
llamarle al hablar respecto a eso con sus escasos allegados íntimos: “Hipotermia
Emocional”.
Poco tiempo después, no hace demasiado
entró un atisbo de conciencia o instinto de supervivencia en Higinio decidiendo
tomar su año sabático; pensó que sus ahorros serían suficientes para sobrevivir
todo ese tiempo pero después de algunos meses debido a los excesos se quedó sin
dinero y comenzó a endeudarse con El Crimen Organizado. Bien o mal ese sentido
de la responsabilidad y de alguna manera temor al dolor lo habían sacado a
flote y veía la manera de ir solventando sus gastos, sin embargo no le
alcanzaba para llevar la “vida desahogada” a la que estaba acostumbrado y aún
faltaban seis meses para volver a generar ingresos de manera regular; la situación
le estaba desesperando pero como siempre, el opio en sus diferentes variedades
de preparación le consolaba por lo menos en forma superficial y lo hacía ver
maravillas mientras iniciaban los efectos en su sistema nervioso, aunque
acostumbrado a ellos no dejaban de serle gratos y hojeaba el periódico
fantaseando el final de sus problemas.
Marcó con tinta roja un anuncio de
periódico antes de perder la conciencia…
.·.
-No puedo atenderlo en éste momento por
favor deje su número telefónico después del tono para comunicarme con usted a
la brevedad- había dicho una voz femenina con acento robotizado al llamar al
código numérico que había marcado, una voz tan monótona y tediosa como él
mismo, tanto que por un instante se sintió atraído e identificado, algo real y
extraño, más aún que le provocara alguna emoción, situación que sólo lograba
manifestar y experimentar a través de las drogas, esto le hizo sumergirse un
poco más en ese desagradable mar sin fin que era la soledad que lo abatía, lo
más terrible era el desgano, la apatía para socializar que era gestionada por
su organismo, por su cerebro y a pesar de estar consciente de ello no lograba
ponerle una zancadilla, la verdad era qué ya había dejado de intentarlo hacia bastante
tiempo.
Poco rato después sonó el teléfono
devolviéndole la llamada y aunque lo esperaba no prestó mayor interés; con toda
la calma y sobriedad que era capaz de manifestar tomó el auricular:
-Buena tarde- dijo frío.
-Buena tarde- saludó aquella voz femenina
que le había respondido la primera ocasión pero ésta vez con algo más de
expresión -Disculpe usted- continuó -Hace unas horas recibí una llamada de éste
número y me dejaron disponible el mismo para devolverla-
-Si, yo llamé para pedir informes sobre
la oferta laboral publicada el día de ayer- respondió él -Mi nombre es Higinio Jara, estoy a su entera disposición-
Con cierta expresión de sorpresa y a la
vez de emoción en la voz, la mujer al otro lado de la línea continuó:
-¿Es usted el profesor que publicó el
ensayo Las Deficiencias del Sistema
Educativo Global hace algunos años?-
-Así es, el mismo- respondió Higinio con
falsa modestia, la verdad era que a pesar de procurar no demostrarlo su
egocentrismo se regocijaba en el reconocimiento a su trabajo lo que a la vez lo
volvía desagradable al trato, enfocar éste tema al conversar con alguien no era
lo más adecuado, le quedaba bastante en claro pero al igual que eludir a la
soledad, resultaba casi imposible para él -La verdad es que en el transcurso
desde su publicación que de hecho es mi tesis doctoral, he encontrado
demasiados errores e incongruencias…-
-No lo pienso así- fue la respuesta que
marcaba un punto de reflexión sobre la intención de iniciar un debate y por tanto
dio un cambio radical a la misma con obvia intención de centrarse en el tema
que la incitaba a llamar pero sin romper la cordialidad -Pero bueno… con saber
quien llama es más que suficiente para mí y sí está dispuesto a viajar el
trabajo es suyo, tome en cuenta que la propiedad en la que debe realizar sus
actividades no se encuentra dentro de la ciudad-
-Supongo que necesito vacaciones-
respondió con aire de ironía -No tengo problema con eso, tomé un año sabático y
aún me restan algunos meses, supongo que estos le servirán de apoyo para
encontrar a alguien que continúe con las actividades de manera regular-
-Me parece bien- dijo la mujer -Sólo hay
algunas cosas que debo aclarar, por principio deduzco que la paga le es
atractiva sí no, no me hubiera llamado- se hizo notar una ligera sonrisa
disfrazada -Y la otra, estará a cargo de tres niños de siete, once y trece
años, son miembros de una familia rica y respetable de la cual también me
congratulo en pertenecer, el problema es que como muchas familias de abolengo,
al momento de “Conservar La Sangre” de manera tan férrea, ocurren problemas con
algunos “Productos” conforme avanzan las generaciones y pues éste es uno de
esos casos…- se interrumpió un momento como pretendiendo buscar las palabras
adecuadas para no alarmar a su interlocutor pero ese silencio resultó de sobra.
-No se preocupe, eso no me perturba,
además tampoco me son desconocidas éstas situaciones-
-No lo comento por dudar de su profesionalismo
y vocación, sí no por evitar provocarle un sobresalto-
-¿Qué pueden tener? Deformidades,
extremidades mal logradas, retraso mental…- pensó Higinio -Nada de lo que me
sorprenda y no logre “sortear”-
-Que bien- continuó la mujer -Seré concreta,
ellos tres padecen hemofilia y por tanto, sus hábitos son en forma mayor nocturnos
para evitar lesiones, sí le es familiar la historia genética de “La Realeza”-
dijo esto haciendo un sutil énfasis en su entonación -Encontrar éste tipo de
padecimientos le resultara familiar, como ejemplo pondré el de El Zarévich
Alejo Romanov de Rusia y…-
-No se preocupe, no es necesario que me
dé explicaciones- la interrumpió para que la interlocutora no sintiera su intimidad
invadida, sin embargo esto no fue suficiente y la mujer continuó:
-Entiendo- complementó -El otro punto
que me gustaría manifestar es que ellos son de los niños llamados de manera errónea
y horrenda BEKS… aunque éste término
puede resultar demasiado “fantástico”, bien puede ser una mutación de Aniridia-
-La escucho- a pesar de la interrupción
y su objetivo obvio que inútil, no escatimó en el morbo o curiosidad provocada
al escuchar éstas palabras y de las cuales no conocía ni un poco del
significado, dejó que la mujer al otro lado de la línea continuara.
-Black
Eyed Kids…- dijo en un inglés de excelente pronunciación interrumpiéndose un
momento al terminar la frase -Niños de Ojos Negros, aunque en Nicolás, el mayor se ha notado una
disminución del “pigmento” que provoca ésta extraña característica, conforme se
hace mayor los ojos se le han aclarado tomando una tonalidad un tanto gris o
mejor dicho, opaca… permitiendo notar las pupilas-
-No se preocupe- respondió Higinio con
total seguridad -Sabiendo ese “pequeño” detalle me doy por satisfecho y a la
vez me siento seguro de poder lidiar con ello sin mayores contratiempos-
-Excelente- respondió su interlocutora -Me
basta con eso, entonces lo veo el día de mañana a las cuatro de la tarde en la
cafetería de la terminal de autobuses, yo lo abordaré… por cierto, lleve varias
mudas de ropa y sus suministros personales-
Sin más terminó la conversación y a
pesar de que faltaban muchas horas para la cita Higinio se apresuró en los
preparativos, llevando como prioridad varias cajetillas de cigarros, la
computadora portátil, algunas pastillas “para dormir”, goma de opio, un dispositivo para fumarla y dio un aviso especial a
sus acreedores, de los cuales sobra mencionar la dureza en el trato a sus
deudores cuando existe retraso en los pagos.
.·.
Pasó el tiempo del acuerdo y cinco
minutos antes de la cita Higinio ya estaba presente en el lugar de reunión
ocupando mesa y bebiendo una taza de café bastante cargado.
Cuando el reloj marcó la hora exacta de la
cita alguien llamó su atención tocándole el hombro y lo más extraño era que por
un momento su libido revivió, ninguna toxina se manifestó en su persona; al
momento en que superó el nivel al que se posaban aquellos senos generosos y
perfectos, pasando al esbelto cuello, sobre todo a la mirada tierna y limpia,
se esfumó rápida cualquier manifestación de hormonas activas, contagiándose de
esa paz inigualable que sólo experimentaba intoxicado o al orgasmo con su
visitante quincenal pero sin la en algunos momentos, desagradable sensación de
embriaguez o rigidez muscular -tampoco la “invasión” a su espacio personal-
-Buena tarde Profesor- dijo la mujer,
ese acento tranquilo que el día anterior le había generado empatía… y con esa
figura -difícil que celestial pues era la máxima expresión de la tentación a
pesar de la manera discreta de sus prendas- se rompía cualquier formalismo
innecesario, sin embargo la respuesta fue la típica a las costumbres externas
del conservador Higinio.
-Me gustaría responder de la misma
manera pero antes de continuar me gustaría conocer su nombre de ser posible-
Una sonrisa sutil y a la vez coqueta se
interpuso ante la sobriedad de Higinio, la joven mujer tomó asiento al frente de
él y sin mayor etiqueta colocó un bolso de mano sobre la mesa, llamó al mesero,
encargó una bebida suave y extrajo algunos documentos, él pidió otro café y una
botella con agua de un litro y medio para el viaje.
-Está bien…- respondió ella sin siquiera
intentar ocultar su decepción -Antes que nada permítame ofrecerle una disculpa,
éste tipo de momentos es en los que intento ser yo misma y busco dejar los
formalismos absurdos de mí entorno laboral a un lado pero veo que usted no es
la persona adecuada con quien pueda realizar estas breves “picardías juveniles”, una vez más reitero mí disculpa- un leve
rubor de bochorno se hizo manifiesto en aquel rostro prestándole un leve matiz
infantil.
Un silencio incomodo se hizo alrededor
de esa mesa por fortuna llegó quien los atendía trayendo consigo la bebida de
la mujer, impregnando el ambiente con un dulce aroma a frutas, instantes
suficientes para permitir al torpe Higinio intentar corregir su falta de
cortesía:
-Quien debe ofrecer disculpas soy yo-
dijo él -Por la formalidad que como usted manifestó, resulta absurda y de la
cual a éstas alturas me es difícil deshacerme, le pido un poco de comprensión
ante la situación, esto es debido al entorno en el cual me desenvuelvo, al
final esperaba que nuestra conversación inicial girara alrededor de acuerdos laborales
y monetarios, a lo mismo se debe la falta de soltura y cordialidad en mis
palabras… ofrezco una disculpa también para mis maneras pero como usted puede
notar, son cosas que tengo arraigadas desde el seno materno-
-… Y sólo convives con el resto de la
humanidad para solventar tus necesidades- complementó la bella mujer.
-¿Es tan obvio?- fue la sarcástica
respuesta aunque dicho tono no fue intencional si bastante mordaz, ante lo cual
recibió una sonrisa.
-No me es ajena la situación que lo
atañe- dijo la sensual mujer -Mi nombre es Alouqua
Cisneros, Doctora Alu para
quienes son mis allegados y gente de mayor confianza o familiaridad-
Higinio le extendió la mano con el dorso
hacia abajo y la palma mirando arriba, saludo al que ella respondió con
cordialidad.
-Es un placer Doctora-
-Igual para mí- sonrió con una gracia y
confianza casi desmedida -Llámame Alu
y háblame de “Tu”, utilizar formalismos con personas de mi edad o más jóvenes me
resulta incómodo-
Higinio no pudo evitar soltar una
risotada, situación extraña en él.
-Está bien “Alu”, así lo haré… por
cierto, tienes un nombre bastante peculiar-
-Si, no es algo de lo que éste
agradecida con mis padres pero tampoco hubiera estado en posición de opinar o
elegir-
-Te comprendo, tampoco mi nombre es de
lo más “común”, creativo o… bonito a diferencia del tuyo, incluso en su
“diminutivo” se escucha bien”-
-¿Por qué lo dices?-
-No tengo palabras para explicarlo en
éste momento pero su significado podría resultar un tanto “incomodo” de ser
común-
-¿A qué o cual te refieres?-
-A tú nombre-
-Lo comprendo, independiente de que sea
un tanto agraciada a gente versada en demonología o teología, incluso mitología
podría resultarle perturbador- Alu dio un sorbo a su infusión -No es algo de lo
que me sienta dichosa, mis padres eran bastante excéntricos por lo que logré
notar-
-¿Ya no “están aquí”?-
-No, fallecieron hace algunos años en un
accidente automovilístico-
-Me uno al luto… sí aún pasas por el-
-No te preocupes por eso, me dejaron
demasiadas cosas más importantes como para pensar en ellos, aparte de que nunca
entablamos una relación familiar real-
-¿Como qué?-
-Mis hermanos… por suerte yo no salí con
algún defecto genético, mis padres eran primos en primer grado, sin embargo la
genética de mi familia ya está bastante “desgastada”… cambiemos de tema ¿En qué
banco, a qué nombre y número se realizara la transacción?- Higinio otorgó los
datos solicitados y Alu realizó la transacción desde su moderno teléfono
celular -Olvidaba decirte, tú deuda con La
Mafia ya fue saldada, no tienes más de que preocuparte-
El rostro de Higinio se descompuso tanto
por la sorpresa como por ver desenmascarado su oscuro secreto sobre la adicción
a las drogas.
-¿Pensabas qué solicitaría o permitiría
que “cualquier cualquiera” cuidara de
mí familia sin investigarlo antes?-
Higinio no respondió, estaba concentrado
en hacer a su rostro regresar a la forma habitual.
-No te preocupes- continuó ella -No es
una situación que me cause conflicto ¿Piensas que después de vivir rodeada de
incesto y moralidad retorcida, haber elegido la profesión de psiquiatría y
pasar por lo menos ocho horas diarias rodeada de enfermos mentales durante los
últimos siete años, es algo extraño y fuera de mí concepción? No me insultes,
todos tenemos “Esqueletos guardados en el armario”- sonrió con dulzura, lo que
a él le relajó los nervios.
-En verdad Alu, lo último que quisiera
es hacerte sentir incomoda- respondió Higinio con el rostro enrojecido y pleno
de desconcierto -Pero debido a los tabúes cotidianos aún más en mi entorno
laboral, se considera inapropiado que se ingieran drogas recreativas fuera de alcohol,
café y tabaco-
-No te preocupes, no son tus hábitos
“cuestionables” lo que me interesa, sí no tu capacidad pedagógica; tampoco
pretendía incomodarte y sé que sería una pérdida de tiempo pedirte que los
omitas-
-Aun así lo hare dentro de mis
posibilidades por el bienestar de esos niños-
-Confío en ti-
-No te decepcionaré… y lo de “Mi deuda”
espero sea descontado de mis honorarios-
-Ya te lo comenté, ésta saldado y no hay
mayor problema, en realidad estabas “Comprando” con familiares míos, fue fácil
rastrear tus antecedentes, ellos trafican con el opio ya preparado, lo
introducen al continente-
Higinio por primera vez esbozó una
sonrisa que era a todas luces nerviosa.
-No sé qué me perturba más, sí tu
belleza peculiar o saber que estoy tratando con familiares de La Mafia en éste
país-
Alu sonrió de nuevo y mientras extraía
el contrato laboral del bolso dijo:
-Déjate de galanteos, no es apropiado
hacerlos en una estación de autobús en medio de asuntos laborales, aparte de que
tú viaje está por salir, en el camino puedes leer el contrato, yo me quedaré,
aún tengo asuntos pendientes, no hay nadie que te recoja en la terminal y lleve
a la casa para presentarte con los niños e instalarte… de algún tiempo atrás a
hoy escasea nuestro personal, tendrás
que caminar ¡Que tengas buen camino!-
.·.
El viaje aunque largo, resultó sin
mayores contratiempos más que la ruptura con la rutina de Higinio, lo cual se
hizo llevadero gracias a un par de “Pastillas
Azules” las cuales ya estaban comenzando a resultar ineficaces debido a la
obvia asimilación de sustancias activas y por lo que era necesario para él
doblar la dosis. En el camino y en “El Viaje”, no pudo evitar soñar “más de lo
debido” con la Doctora Alu para Higinio no sólo era una mujer de exagerada
belleza a su percepción, algo que sobrepasaba su ideal estético femenino con
las prominentes curvas y el cabello corto y castaño claro, casi rojo -situación
que enmascaró con disimulo notable- sí no que su sonrisa y el leve destello que
emitían los ojos al cerrarse lo habían cautivado más allá de cualquier lógica.
Al sumergirse en su fantasía decidió desviar su atención del bello rostro y
deleitarse más con “otras cosas” pero todo regresaba al mismo lugar como un
sueño repetitivo, un deja vu que no
le permitía desviarse más que un poco pues bien podía sumergirse por instantes
en ese par de senos grandes y firmes o entre el par de muslos y glúteos que
habían revivido por un momento su escasa libido de la cual ya había olvidado su
existencia y a la que había recurrido por compromiso para justificar su
encuentro casual de cada dos semanas. Se decepcionó de sí mismo al darse cuenta
de que ni en pleno sopor podía concentrar su atención en cosas más “llamativas”
y que dicho estado nunca lo había sumergido más allá; al final, lo conducía a
un efecto de relajación exacerbado sin perder nunca el sentido de idealización
que se había marcado desde que comenzó la necesidad obligada del apareamiento
en cualquier persona de físico saludable.
Ese ligero trance terminó poco antes de llegar a la terminal de
autobuses pero no despertó, sin recordar como en pequeños destellos lo
acontecido en esa realidad onírica.
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